El hombre ha experimentado desde muy temprano la necesidad de expresar sus estados anímicos de asombro y angustia que despertaban los fenómenos naturales del Universo, y los hechos cotidianos de su vida de relación, acudiendo al instrumento más natural y accesible que disponía, su propia voz.
Con el devenir de los tiempos, el canto
coral ha ido acentuando paulatinamente su carácter de instrumento social
aplicado al servicio de la comunidad. Desde las primitivas formas musicales en
que el canto individual y colectivo desempeñó diversas funciones, empleándose
como remedio espiritual y material, hasta las sociedades modernas, en que su
cultivo se ha ido acrecentando de modo notable, fue siempre un vehículo
maravilloso, connatural e inmediato, de las emociones del ser humano.
En el canto coral, esta característica
se acentúa por su particular naturaleza. La concurrencia de varias voluntades
determinadas hacia un mismo fin hace que la proyección social de un coro sea
mucho mayor que la del canto individual. La participación de un número
considerable de voces cantando, contornos insospechados, al beber en la esencia
misma del ser humano y dinamizar simultáneamente, presupone la existencia de un
pacto previo, de una mística común que alcanza convenientemente sus mejores
cualidades en una empresa al servicio de la sociedad a la cual pertenece.
En todos los tiempos el canto coral ha
constituido una de las manifestaciones artísticas destinadas a conmover las
raíces más profundas del espíritu humano, apelando a sus creencias religiosas,
a sus sentimientos y emociones más puras, y exaltando por fin la alegría de
vivir en todas sus facetas, característica ya descubierta por Platón cuando lo
definiera acertadamente como: "El arte que, regulando la voz, llega hasta
el alma y le inspira el gusto a la virtud».
El desarrollo armonioso de la
personalidad del coralista, donde a la par de una irreemplazable vivencia
estética adquiere las bases de un comportamiento social de profundas
connotaciones humanísticas, es el fruto y el premio más valioso que pueda
alcanzar como resultado de su esfuerzo anónimo y consciente.
La especial característica de la
estructura interna de un coro determina la existencia de ciertas pautas de
conducta que son indispensables para la buena marcha de la institución. La
naturaleza del mismo supone una gran humildad de parte de sus integrantes,
quienes deben de valorar en su exacta dimensión la importancia de su participación.
"Todos los coralistas son necesarios, pero nadie es imprescindible",
podría ser el lema que presidiera cada ensayo, cuyo cumplimiento serviría
eficazmente para desalojar el "divismo" que tanto daño hace al
quehacer artístico en general.
Sentimientos de compañerismo,
solidaridad, respeto al semejante, tolerancia y la incentivación de los hábitos
de orden, disciplina y constancia, son algunos de los rasgos que se encuentran
presentes en la labor coral
Fortificados de este capital, el coro se
convierte en un elemento de formación cultural de considerable importancia y
eficacia.
La Schola Polifónica La Paz, expresión
musical de hondo contenido, cuyos componentes están convocados por la magia del
canto colectivo ha llegado a formar una fraternal familia donde desaparecen las
barreras de comunicación que la sociedad ha creado artificialmente, entre sus
miembros,
La música coral constituye para nosotros
que la estudiamos y practicamos, el medio de conexión ideal con el espíritu de
los grandes maestros. Es un importante aporte en esta época de confusiones y
desorientación para lograr un objetivo en la vida de la juventud y de la
sociedad toda, despertando y fortaleciendo ideales, superación humana. Nuestra
Schola adquiere un elevado sentido social al unir en la agrupación coral a
seres humanos de diferentes círculos culturales, estratos sociales, ideologías,
sexos y edades. A través del canto logramos un mayor entendimiento,
acercamiento y fraternidad a través de la interpretación de las obras de los
distintos pueblos y una mayor compenetración con las épocas culturales del
pasado, El canto coral nos educa la sensibilidad tanto de los que la
interpretamos como del público, aumenta la alegría de vivir y procura goce
espiritual. Contiene todos los elementos que tienden a la armonía, la paz y la
expresión estética, requiere disciplina y tolerancia, obediencia y
responsabilidad, constancia y dedicación, colaboración y compresión,
superación, profundización y conocimiento, todo eso que cada uno de los
integrantes de la Schola demuestran día a día,
Desde esta atalaya rendiros mi
reconocimiento y admiración. Es una satisfacción trabajar con todos vosotros.
Confucio, el gran maestro chino de la sabiduría y la virtud, nacido en 551 a.
J.C., decía que la música era «una emoción de índole suprema que revela no sólo
el sonido, sino también la personalidad moral de quien la produce".
Consideraba que «la conducta armónica, presupone un espíritu armónico, y que
esta armonía del espíritu se estimula por el cultivo de la música ".
Pertenecer a la Schola Polifónica La Paz es una excelente oportunidad para
aprender a respetar a otras personas y para aprender solidaridad y lealtad pese
a las diferencias de cada uno constituyendo así desde la música y el canto esa
educación integral que nos hace ser más sensibles y más humanos, Goethe nos
dejó escrito: «Hagas lo que hagas o tengas el sueño que fuere, empieza. La
audacia lleva genio, poder y magia en su interior. "
Luis Antonio Bellido Armalé
Director de la Schola Polifónica La Paz