sábado, 9 de enero de 2010

Poniendonos en nuestro sitio



Un buen día una conocida que su jornada laboral la desempeña en un bar, me contó que estando ella trabajando una mañana, apareció un inmigrante africano que vendía DVD piratas y un cliente joven le pidió que se los dejara ver. Mientras los observaba superficialmente, le preguntó si se había venido en patera con total normalidad, pero con tono graciosillo, y él respondió que sí. Enseguida esta trabajadora miró al inmnigrante percibiendo en sus ojos una profunda tristeza mezclada con rabia e indignación. El graciosillo en cuestión, estaba con un cabreo monumental e indignado porque sus padres se habían olvidado los esquíes y ropa especial para esquiar, con la consecuencia de que tendría que alquilarlos en la estación de esquí y quizá no le estuviera bien. La rabia e indignación de sus ojos eran muy parecidas, por no decir iguales, a las del inmigrante, me comentaba esta conocida.
Y me sirvió para pensar que la mayoría de los jóvenes de nuestro mundo no saben apreciar lo que tienen ni lo sabrán a no ser que esta crisis les haga reflexionar sobre lo que tenían y pueden tener. Quizá la crisis haga justicia de esta desigualdad y del egoísmo del mundo desarrollado.
África es una zona oscura de la memoria occidental, es el cuerpo del delito, es una muchacha violada y abandonada; África es un indigno guerrero encadenado y exilado en su propia tierra. África es una vergüenza para todos, es un lugar del mundo donde nadie mira. África se nos está subiendo por la espalda porque está buscando un lugar donde meter la vida. África está desangrándose y el mundo occidental lo mira con un cinismo ...